Blog

Fibroblastos = piel sana ¡por décadas!

Escrito por: Bianca Pescador

|

Publicado en: Agosto 29, 2023

No todos los días salen a la luz tratamientos innovadores con resultados sorprendentes que no impliquen pasar por un cuchillo con tal de lograr una piel más joven, sana y luminosa. Congelar e inyectarte tus propios fibroblastos es la tendencia del momento y aquí te digo porqué. 

por Bianca Pescador

Primero me invitaron a una conferencia de prensa de F-Cells y lo que oyeron mis oídos me impresionó: “Congela tus fibroblastos para tener una piel más rejuvenecida, luminosa e hidratada”.

¿Que congele mis qué?

Lo primero que pensé fue “Pues a lo mejor no congelé mis óvulos a tiempo, ¿pero quién dice que no puedo congelar mis fibroblastos?”. La razón era poderosa: la piel detrás de la oreja tiene hasta 10 años menos daño que el resto de la cara (porque casi nunca nos asoleamos esa área). Entonces, si tengo 40, mi oreja trasera tiene 30. ¿Te imaginas tener 60 años e inyectarte tus propias células de cuando tenías 30? ¡Hablemos de inversiones inteligentes!

Congelar tus fibroblastos te puede salir caro o carísimo (entre $15,000 y $40,000 pesos dependiendo con qué cirujano plástico, dermatólogo o médico estético vayas), pero si eres mi amiwi te puede salir en $9,000 pesos, así de influencer soy (jijiji, bromi, pero es en serio el precio y además lo puedes dividir a 3 meses sin intereses). Mantenerlos congelados cuesta $140 dólares al año, que este 2022 fue un tarjetazo de casi $3,000 pesos, lo cual personalmente me parece un precio decente.

¿Duele que te corten la piel? Pues no duele cuando te la cortan porque te ponen anestesia… Ya en la noche, si duermes de lado, pues la neta sí duele un poquitín. Me acuerdo que esa noche lloré y dije “¿Qué ch1ng4d0s me ando mochando la oreja para verme más joven? ¿Por qué me hiciste así de vanidosa, D1oS mío?” Pero a los dos días se me pasó el dolor y listo, nunca más me volví a recriminar el acto.

Aunque me dijeron que a los 7 días, fue hasta a las 2 semanas que fui a la Farmacia Benavides a que me quitaran los puntos (quería estar súper segura de que ya me hubiera cicatrizado la herida). Creo que me cobraron $50 pesos y fue algo muy rápido, no me acuerdo si fueron uno o dos puntitos por oreja. El procedimiento no me dolió, sólo me impresionó que me cortaran hilo de la oreja; me sentí como muñeca de trapo.

¿QUÉ SON LOS FIBROBLASTOS?

Aquí te va la explicación oficial + un poco de mi cosecha para que quede súper claro qué son y para qué sirven los famosos fibroblastos.

Los fibroblastos son las principales células productoras de colágeno y elastina. Hasta aquí está claro, ¿no?

Pero como todo en la vida, conforme pasa el tiempo, los fibroblastos envejecen, lo cual vuelve su actividad más lenta, hasta que llega un momento en el que producen muy poquito –por no decir nada– de colágeno y elastina (un fuerte ¡buh! para esos fibroblastos flojonetes 😜).

¿Qué pasa cuando los fibroblastos producen menos colágeno y elastina? La piel presenta 3 “daños”: menos relleno, menos soporte y menos elasticidad. ¿Eso que quiere decir? Más flacidez, más arrugas, más líneas de expresión. Y si a eso le agregamos factores como el estrés, las enfermedades, la nutrición, la radiación solar y la contaminación, pues estamos en apuros, ¿no? Por decirlo bonito, “la apariencia de la piel se va deteriorando”.

Benditamente Dios, hoy en día existen muchos tratamientos correctivos y preventivos –que no son cirugías– que funcionan muy bien para rejuvenecer la piel. Los más comunes: rellenos (ácido hialurónico), peelings (químicos o tópicos) y láser, que son métodos que pueden provocar reacciones alérgicas y cuya duración va de los 4-6 a los 8-11 meses, dependiendo de los cuidados y el estilo de vida de la persona (para explicarme a qué me refiero con cuidados y estilo de vida, ¡¡¡el sauna puede disminuir el tiempo de acción del bótox!!!, imagínate).

F-Cells (la empresa donde yo me lo hice, que está en Interlomas) desarrolló este innovador tratamiento –congelar los fibroblastos– tras muchos años de investigación con el fin de multiplicarlos y reactivar aquellos inactivos en la piel –cara, cuello, manos– para aumentar la producción natural de colágeno y elastina.

La ventaja es que el efecto dura mucho más (te puedes inyectar los fibroblastos cada uno o dos años), es 100% natural, lo cual hace imposible que los rechaces o tengas reacciones alérgicas (apenas que seas alérgica a tus propias células, pero eso no pasa), los resultados son súper naturales y las mejoras, además de ir de menos a más, son sostenibles en el tiempo.   

F-Cells es una nueva línea de productos de la reconocida marca BCU (Banco de Cordón Umbilical), empresa líder en criopreservación de células y cultivo de tejidos a nivel mundial.

www.fcells.com.mx

¿ESTOY FELIZ CON LOS RESULTADOS?

No estoy feliz, ¡estoy encantada, extasiada, fascinada, vuelta loca! Y mira que no me los regalaron (sí pagué) y este post no está patrocinado. Lo que escribo enseguida está basado en mi propia experiencia y los halagos de la gente que he recibido a lo largo de los 9 meses que han pasado desde que me los inyecté.

Por una mala operación en donde me pusieron esteroides en la anestesia (whatever that means), de tener la piel de porcelana, en la Universidad tuve un tema de acné súper severo. Además de ser algo triste y a nivel autoestima MUY retador, me dejó cicatrices bien feitas que por supuesto había intentado minimizar de mil maneras.

Por otro lado, tiendo a tener la piel muy seca. Nomás pa’ que te des una idea, yo después de lavar platos me tengo que poner Vitacilina (ah, qué buena medicina) o Vaselina o una cremita que recién descubrí, muy maravillosa también, de Palmer’s. Pero si me pongo crema normal, haz de cuenta que no me puse nada. Y si no me pongo cremita en los brazos, los codos y las piernas, parece que tengo la piel ceniza; se me hacen hasta escamas, osea neta sí tengo la piel muy seca.

Entonces la cara también era un tema, porque a veces por “secarme” el acné, ¡se me secaba todo lo demás! Y no hay nada más triste que una piel seca, escamosa y sin vida. Oye, la verdad es que no estoy tan grande y yo de repente me veía la piel ya muy decaída. Me acuerdo que cuando cumplí 40 dije “Tengo que hacer algo que no sea cirugía, pero que sí me mejore la calidad de la piel”, y cual bruja poderosa que soy llegaron a mí el bótox, el ácido hialurónico y los fibroblastos.

Nada más para aclarar la acción de cada uno, el bótox lo que hace es “congelar” ciertos músculos para que se dejen de mover y uno se deje de arrugar (piensa en las líneas de la frente o el entrecejo); el ácido hialurónico lo que hace es “rellenar” esos huecos que hacen que la cara se vea flácida y caída, tiene un efecto lifting y si se aplica bien se puede ver muy natural (si se aplica mal puedes parecer ardillita con los cachetes inflados). Y los fibroblastos lo que hacen es que nuestro cuerpo solito reactive la producción de colágeno y elastina, y además le da como un boost “falso pero verdadero”; falso porque son inyectados y verdadero porque son nuestras propias células, pero enriquecidas.

Ah, porque creo que no lo había mencionado, pero lo que me explicó la doctora Paulina Trujillo, con quien me hice yo los fibroblastos, es que dependiendo de la necesidad del paciente, esos fibroblastos se enriquecen con otras vitaminas que ayudan a que la piel se vea globalmente más sana.

Y quiero decirte algo: nunca había tenido la piel tan bonita como ahorita. El 99% de los días no uso maquillaje porque no lo necesito. La cara se me ve luminosa, mucho más uniforme, se me han reducido mucho las manchas de sol y las marcas de acné, ¡y ni qué decir de la hidratación! Siento la cara mucho más confortable, bonita y saludable.

¡Y no tienes que tener 40 para hacértelo! De hecho, ojalá este procedimiento hubiera existido cuando tenía 30. Creo que me hubiera ahorrado muchísimo tiempo y dinero en otros métodos menos eficaces, más agresivos e igualmente caros. ¡Porque he probado de todo! No solamente durante mi época como editora de belleza de la revista Glamour, yo por mí misma siempre he sido de probar y aventarme, pero no siempre los resultados han sido los esperados.

Digo, nunca han sido catastróficos como las pompas de la Guzmán, pero sí tengo unos recuerdos, sobre todo de los peelings, que digo “¡M4dr3s!, ¿qué me hice, por qué acepté que me hicieran esto?”. Sobre todo porque como soy muy blanca (según yo es por eso), tengo la piel muy delgadita, como muy finita, entonces sí ha habido tratamientos muy agresivos que hubiera preferido no hacerme.

Con los fibroblastos, aunque la onda de “que te corten la oreja” se oye muy heavy, la verdad es que lo vale, ese momentito de incomodidad y dolorcito lo vale porque los resultados son a largo plazo, muy naturales y no hay efectos secundarios, ¡al contrario! Como ya te dije, van de menos a más. Yo me veo más bonita ahorita en diciembre que en marzo que me los inyecté.

Mentiría si te dijera que diario, pero al menos 1 vez a la semana alguien me pregunta qué me hice, qué crema estoy usando o qué estoy comiendo “porque se me ve la cara divina”.

Pero bueno, esto ya se está convirtiendo en un Tratado de Fibroblastos y no es la intención. Si tienes dudas o te lo quieres hacer, mándame DM en Instagram para recomendarte y que te cobren con precio especial de influencer.

Yo desde el Padre Maciel, L.C. no meto las manos al fuego por nadie, pero te aseguro que 99.9% no te vas a arrepentir, especialmente si batallas con temas de cicatrices, acné, rosácea o cualquier de esas condiciones que hacen del skincare un reto de grandes dimensiones. OJO: si tienes lupus, hepatitis B y C, psoriasis, cáncer de piel, etc. quizá no seas candidata para el tratamiento.

0 Comentarios

Compartir

Artículos recientes

Artículos populares

Seguir leyendo contenido relacionado